Yann Leto: ONE OF US
Exposición: 3 de Septiembre – 16 de Octubre, 2022
Conversación con Manuel Ocampo
Manuel Ocampo:
Hablas de la película Freaks en tu texto. ¡Qué película! ¿sientes que tu o que tu obra tenéis una afinidad con lo grotesco?
Yann Leto:
¡Sí! Es una película fantástica, aunque solo la he visto una vez. Me encanta tan solo tener un ligero recuerdo. Tengo mucho miedo de cambiar de opinión si la vuelvo a ver. El título de la exposición viene de la película misma. Te acuerdas de la escena donde cantan “gobble, ella es una de nosotros, la aceptamos”. Definitivamente amo las películas gore y grotescas, como Holocausto Caníbal, o Braindead. ¡Mucho más interesante que muchas películas de hoy!
MO:
Ha pasado bastante tiempo desde que la vi. Necesito volver a verla. ¿Crees que los artistas somos como esos “freaks” de la película, unos inadaptados? ¿Podemos navegar tanto dentro como fuera de un grupo? ¿O han cambiado las cosas? El arte es un gran negocio y estamos forzados a pertenecer a una determinada narrativa, a seguir una determinada línea ideológica para ser validados, para sobrevivir. ¿Qué piensas sobre el arte o la pintura y cómo funcionan en nuestra sociedad actual?
YL:
¡Tú nunca has sentido presión con esto, Manuel!! Y tal vez por eso eres particular, pero ciertamente no un inadaptado. Ser un freak en el buen sentido de la palabra es un honor para mí. Significa que soy libre. No acepto ninguna línea ideológica y no me importa que no me entiendan. Y si quiero contar algo social, político o romántico simplemente lo hago. No pretendo herir los sentimientos de nadie, pero mi barómetro de permisividad temática está abierto al 99%.
En el arte contemporáneo actualmente la pintura figurativa narrativa está en boga. Es, claramente, la respuesta a la caprichosa demanda del mercado del Arte. Es un juego peligroso porque muchos de ellos tienen poco que transmitir y pienso que la pintura es un medio de expresión que se nutre de tus experiencias personales, es un arte que evoluciona contigo, y no me refiero solo a la experiencia adquirida técnicamente, sino a la experiencia de vida. Ahora, el mercado del arte se encuentra saturado por jovencísimos pintores recién salidos de grandes escuelas de bellas artes. Sin embargo falta inspiración, faltan temáticas sinceras y personales.
En la escena artística de hoy necesitamos más de esos freaks de los que hablábamos antes! Una de las obras que presento en está exposición, y de hecho, la última que he pintado, es un gran caballo con tres payasos tristes subidos en el. Si te fijas, en medio del campo de trigo que hay detrás, se puede ver a un cuarto payaso que intenta desesperadamente alcanzar a los otros tres y así, subirse al caballo. Corre hacia ellos sin pensar, como si estuviera desesperado. No sabe si al subirse realmente cambiará algo, si estará mas feliz o no. Esta es claramente mi visión de la masa y de cómo se construye un sistema social. Juntando a gente sin rumbo, guiándolos en una sola y misma dirección. Subiéndolos al mismo caballo.
MO:
Siempre me ha intrigado tu estilo de pintura. Me gusta la forma en que tus figuras parecen estar en un flujo constante. No parecen estar paradas sobre suelo firme, y el espacio que habitan se funde con las figuras. Los colores tampoco están relegados a su propio espacio en el lienzo. Las pinturas que más me gustan son aquellas en las que las figuras se desintegran en el espacio, como tu serie de boxers. En esta serie, algunas de las formas que representan una parte del cuerpo no están definidas y tienen forma de gota, es como si no tuvieran peso.
Quiero agregar que el espacio en tus pinturas es claustrofóbico, incluso si solo se representa una sola figura, hay saturación de color y formas. La forma en que tratas el espacio y la forma en que se maneja el color me recuerda a lugares del mundo donde el movimiento y el color son una sobrecarga sensorial interminable. Me vienen a la mente ciudades como Mumbai, Hong Kong, Shangai, Tokio, Manila, Ciudad de México e incluso algunas áreas de Nueva York y Los Ángeles. ¿Has estado en estos lugares? ¿O cómo influye un lugar o espacio en tu trabajo? ¿Puedes decirme cómo surgió este acercamiento al espacio, el color y la forma?¿Cuánto tiempo llevas viviendo en Madrid?
En la serie de pinturas de “One of Us”, la desintegración del espacio es más cubista. Aunque se juega mucho con la profundidad de campo, con la luz y la oscuridad, hay una monotonía como si estuvieras miran- do un espejo distorsionado en un carnaval. La analogía del espejo de carnaval parece adecuada porque parece que estás lidiando con estados psicológicos en esta serie. Una pieza en particular me llamó la atención ya que reconozco a Allen Ginsberg en la pintura. ¿Puede hablarnos sobre la pintura “I Once Saw America”?
YL:
Sí, con los boxers definitivamente, empecé a desarrollar una pintura más expansiva a niveles de color, movimiento, de luz y de ruidos, más que el concepto en sí. De repente, quise buscar una estructura más sencilla vaciando el espacio y dando importancia a lo que estaba ocurriendo. Necesitaba este cambio. Recuerdo que tus pinturas poscoloniales del KKK en los ´90 me enloquecieron cuando las descubrí, pero me interesaron mucho tus cambios conservando una iconografía simbólica reconocible pero usando un solo color con una pincelada expresiva. ¿Por qué cambiaste tan de repente a un gesto más expresivo? ¿Fue difícil para ti dar este paso? ¿O era un paso lógico?
A lo que te refieres de las ciudades, ciudades como México o Los Ángeles son muy especiales para mí. He tenido la suerte de poder disfrutar de ambas durante una larga estancia, y son sitios que me atraen y en los que necesito estar para renovar mi forma de pensar y pintar. México es increíblemente inspiradora y la comida, los murales de Rivera, la carga de colores y el olor a cilantro me hacen sentir cómodo. ¡Los Ángeles tiene este caos contenido y este cielo bajo con sus arquitectura baja y blanca y esas avenidas infinitas con su cableado eléctrico que te explota a la vista cada vez que miras al cielo! Pinto paisajes de ambas ciudades varias veces, por no decir en casi todos mis cuadros. Son sitios de contrastes y antagonismos que me resulta necesarias para entender el mundo. ¡Desafortunadamente no conozco Manila todavía! Pero pronto te haré una visita.
Volviendo a la obra I once see America. La definicion de freak es para mí interesante porque retrata a alguien que vive al margen, alguien que vive en el sistema pero que no se anula dentro del mismo. En el caso de la Beat generation es mucho más obvio para nuestra sociedad darnos cuenta de su falta de disciplina social.
Las drogas, viajar sin rumbo, cómo trataban el sexo en su poesía y llevaban sus experiencias al límite. Sin embargo hay más personajes que llaman mi atención. Por ejemplo Daniel Johnston. Le salen las canciones como necesidad, porque si no, muere.
Este concepto es el que realmente me interesa. La creación artística que ni siquiera pretende serlo y que es vehículo y canal de la emociones más profundas y muchas veces más tormentosas. En mi caso, cada vez le doy más importancia al acto de pintar. Es esto lo que me hace sentir vivo. Cada vez tengo mas respeto a la pintura.
MO:
Respecto a las pinturas “KKK”, quería jugar con la idea de hacer arte popular religioso extraño. Buscaba crear el tipo de imágenes que uno vería en una antigua iglesia de algún extraño culto, pero se interpretaron como algo político, por lo que tuve que abandonar la serie. Fue mi culpa porque también me impresionó cómo lo interpretaban los curadores y los escritores de arte. No tuve la sabiduría ni la inteligencia para resistirme a su interpretación de mi obra.
En ese momento (esto era a principios de la década de los 90, si venías de un país del tercer mundo, la gente naturalmente entendía que tu arte se basaba en tu lugar de origen y por eso la gente pensaba que estaba haciendo arte político filipino sobre la descolonización. Cambié mi estilo porque no quería ser encasillado como artista político. Prefiero ser un artista popular, tal vez un artista popular poscontemporáneo, jajajaja. Todavía me aferro a la idea de que mi arte proviene de una estética de tiendas de segunda mano y no algo que es “contemporáneo”.
Mi cambio de estilo ocurrió cuando me di cuenta de que estaba más interesado e intrigado con las pinturas que encuentro en los mercados de pulgas pintados por aficionados, en vez del arte que se da en las galerías contemporáneas, no gracias al catálogo de pintura de la tienda de segunda mano de Jim Shaw. Sentí que estos pintores aficionados tenían más libertad con su creatividad que el ultra profesionalismo de los artistas en el mundo del arte contemporáneo. En ese momento de realización me dispuse a ser un artista diletante sintiéndome cómodo navegando por los márgenes. De ahí mi declaración apropiada:
“No persigo objetivos, ni sistemas, ni tendencias; No tengo programa, ni estilo, ni dirección. No tengo tiempo para preocupaciones especializadas, temas de trabajo o variaciones que conduzcan al dominio. Me mantengo alejado de las definiciones. No sé lo que quiero. Soy inconsistente, evasivo, pasivo; Me gusta lo indefinido, lo ilimitado;
Me gusta la incertidumbre continua. Otras cualidades pueden conducir al logro, la publicidad, el éxito; pero todos están desgastados como ideologías, opiniones, conceptos y nombres de cosas.”
-Gerhard Richter
“Yo también”
-Manuel Ocampo
Me alegro de que hayas mencionado a James Ensor porque estaba pensando en las figuras de tus pinturas y en cómo sus rasgos son como máscaras. Algunas de las caras no se ajustan a sus cuerpos. A veces, las partes de las caras están mal definidas, sin terminar y son como manchas. Otro artista que me viene a la mente cuando te miro pintando es la serie de pintura de monstruos de Francis Picabia. Picabia pintaba una cara con ojos mientras que tu pintarías una cara en un zapato (Quiero explorar más Picabia, y la analogía de Ensor) Desde que leí tu texto sobre tu serie “One of Us” he estado prestando mucha atención a los rostros y cómo cuando pintas personas en grupos, cuán diferentes son sus rostros el uno del otro. Por lo general, cuando se habla de grupos que se convierten en una tribu, se parecen unos a otros como en “eres uno de nosotros porque te pareces a nosotros…” Usando máscaras…
Me gusta tu afirmación de inspirarte en tu propio error. Parece que en esa instancia que has cometido un error es cuando las cosas se abren y se establece la libertad y es cuando sucede el “juego” o la “inspiración”. También es una declaración profundamente filosófica…
En algunos casos eso es lo que te diferencia de los pintores que explotan la vena figurativa. Porque su trabajo se basa en errores. No hay fórmulas en ese campo, no hay normas ni estilos establecidos. Es un caos y tienes que navegar a través de este lodo de errores infestado de demonios, pero tus pinturas parecen haber sido hechas con un aire de indiferencia, frialdad o sangre fría.
YL:
¡Oh, si! Los gatos de Jim Shaw son simplemente la perfección!
Ante reflexiones tan agudas como la de Richter, solo puedes estar de acuerdo y callar. ¡Y “yo también” es la declaración perfecta! ¡Voy a usarla más a menudo!
Cuando descubrí tu trabajo, a finales de los 90, yo estudiaba bellas artes en Bordeaux. Recuerdo sentirme muy decepcionado en aquella época.
No me sentía a gusto con el sistema de enseñanza de la universidad y además tuve una discusión muy fuerte con un profesor que criticó de manera muy humillante mi interpretación del arte. Admiraba a artistas como Andreas Hofer, y ya me apasionaba la pintura de Kippenberger. No te miento si te digo que fue en ese preciso momento cuando me di cuenta de que pintar era lo que yo quería hacer exactamente. Sin embargo me faltaban herramientas y tuvieron que pasar varios años antes de retomar con la pintura.
Fue en 2014, cuando me instalé en España.
Picabia es absolutamente otra referencia para mí, en la multiplicación de manos, piernas y ojos. Nunca sabes a quién y qué estás mirando exactamente, pero “Le dresseur d’animaux” es probablemente mi favorito. No puedo decirte por qué exactamente.
Aprecio mucho tu último comentario sobre mi trabajo porque lo que comentas es exactamente lo que busco transmitir. La improvisación y el error son dos elementos primordiales para m en mi proceso de pintar. Quizás sea por esto que los personajes muestren una personalidad tan marcada. Hay algo de patético y grotesco en cada situación, pero también me interesa que el espectador pueda adentrarse en cada uno de los personaje, que pueda entender lo que siente. Que experimente algo bueno y poético. Cuando pinto, soy muy disciplinado. Sin embargo, cuando empiezo una obra nueva, poco a poco, voy olvidando todas las reglas hasta romperlas del todo cuando acabo el cuadro. Romper las rígidas estructuras que me marca al iniciar es esencial para mí. Lo podría comparar a la preparación de un atleta antes de que llegue la competición. Todo está calculado meticulosamente pero cuando llega el momento, aparecen todo tipo de sentimientos que pueden hacer que todo peligre. Este sentimiento es tan expansivo y violento que puede provocar una superación total del individuo cuya meta última es ganar. Ahí está la improvisación genial. Improvisar para ganar. Para alcanzar la máxima intensidad.
Por cierto, ahora estoy viviendo en Roma, se me olvidó decirte que dejé Madrid hace seis meses. He pintado esta última serie en la academia española en un pequeño estudio, pero ha sido muy inspirador.
Volviendo a tus obras, recuerdo que me impactó uno de tus cuadros donde escribiste: el mundo está lleno de objetos. Más o menos interesantes. No tengo ningún deseo de crear más. Esta frase es tan característica de tu trabajo en general. Botellas, jeringuillas, carnes, martillos… ¿Te interesan más los objetos que las personas?
MO:
Me parece genial que estés en la Academia de España en Roma. Hice una residencia en la academia estadounidense en la Via Massini en las colinas de Gianicolo en 1995. Me hice amigo de algunos en la academia española. A veces los invitaba a cenar y molestaba a los académicos estadounidenses por el ruido que armábamos cuando estaban los españoles.
Pregunta: ¿Por qué empezó un cuadro el artista conceptual?
Respuesta: Porque le parece que es una buena idea.
Con respecto a mi pintura “El mundo está lleno de objetos más o menos interesantes que no deseo crear más”. La cita es del artista conceptual Douglas Huebler. Esa declaración fue un pronunciamiento crucial en la formación del arte conceptual. Huebler creía que el arte ya no era un objeto: era una idea, documentada mediante lenguaje, fotografías o diagramas. Para mí, usar ese texto para mi pintura fue, en cierto modo, una referencia irónica de esa declaración. La pintura es la de una gota que lo devora todo. Eso es lo que creo que son las ideas, cuando una idea se convierte en algo con forma. Mi obra no era de ninguna manera una crítica al trabajo de Huebler. Era solo una forma de imaginarme si ese pronunciamiento se convertiría en una pintura (a lo que los conceptualistas estaban totalmente en contra, en contra de la pintura).
YL:
¡Ese blob es One Of Us! Es una gran pintura y representa exactamente lo que soy cuando estoy pintando… alimentándome de situaciones, objetos e imágenes de redes sociales para impulsar mi creatividad. Me encanta pensar en la idea de que el Arte abarca todo. Es por eso que en esta exposición, además de las pinturas, decidí crear una consulta de psicología, con un gran Neón, un bowl con caramelos, revistas usadas y muebles pasados de moda (algunos diseñados por mí). ¡Me encanta pensar que la exposición es un espectáculo completo. Un show dentro de mi show.
De alguna forma, la pintura siempre ha retratado esta violencia histórica, política y social a través grandes cuadros como Le Radeau de la Meduse de Géricault o el potente Guernica de Picasso, frente a los que se han posicionado políticamente los críticos y artistas que conforman nuestra historia del Arte. Está claro que el acto de pintar también pueda ser político. Es algo que se puede percibir claramente en la pintura expresionista de Baselitz o en los lienzos austeros y coloridos de Mondrian.
Para esta exposición he pintado un díptico en el que ambas escenas presentan situaciones violentas. No tenía pensado que la acción se desarrollara exactamente de esta forma. Puede que haya influido la dimensión de los lienzos. Así es como, en la primera mitad del díptico la escena que se desarrolla lo hace en un espacio de paz, de cultura; un museo. Sin embargo los personajes están desesperados y furiosos. Se retuercen en un espacio que se convierte en claustrofóbico. Me gusta representar a mi manera lo primitivo, lo animal del individuo. La otra mitad del díptico es un partido de Hockey. Me interesa, especialmente en el deporte, la violencia autorizada, la barbarie acotada y contenida, como en los toros.
MO:
En referencia a la pregunta si me interesan más los objetos o las personas:
Me interesa tanto pintar objetos como personas. Pero realmente no he pintado nada que se acerque a la gente como la pintas tú. Corrígeme si me equivoco pero siento que en tus pinturas las personas son individuos con su propia historia, sus propios estados mentales y emocionales. Aunque tus figuras a menudo están distorsionadas, tienen personalidad. Parecen estar vivas y parecen ser personas que puedes reconocer en el mundo real.
Mientras que para mí no puedo distinguir los objetos de las personas. Están abstraídos. Los trato como símbolos… como iconos. Por eso repito los motivos: la cruz, el encapuchado, la pata de jamón, las sal- chichas, los diablos, los buitres, las heces, el diente. Supongo que son símbolos con peso psicológico, pero su significado es secundario a su capacidad para hacerte mirar.
Una gota, sí, eso es lo que somos. No tenemos forma y las formas que tomamos son aquellas cosas con las que nos encontramos, cosas con las que consciente o inconscientemente nos atiborramos. Una metáfora más banal es que somos como una esponja. Empapamos las cosas y las exprimimos, o mejor dicho las vomitamos sobre la tela y el resultado es lo que queda después de la limpieza: las manchas, las formas aún emergentes, el vaho de los ácidos intestinales, etc
Tu obra desprende una orgía de interpretaciones psicológicas. Eres un observador de personas y situaciones, pero las retratas de una manera bastante absurda, como si todos estuvieran posando, fueran conscientes de que están siendo observados y están actuando para nosotros, el espectador. En cierto modo siento que te estás riendo de toda la condición humana, una risa de humor negro… igual que las pinturas negras de Goya, pero la tuya es espeluznante y caleidoscópica en lugar de oscura y amenazante.
La sala psiquiátrica es muy apropiada no solo para esta serie de pinturas, sino también para la mayoría de tu obra. Puedo imaginarte como un doctor loco en bata de laboratorio creando frankenstinianos, híbridos monstruosos, quiméricos… riendo mientras pintas. eres tanto médico como paciente, como el Dr. Jekyll y el Sr. Hyde.
Puedo ver la violencia en tu trabajo. Dijiste en una entrevista que… “quieres que tus pinturas se sientan como una bofetada en la cara”. Tu objetivo es ser violento en tu trabajo para sacudir las cosas… para despertar a la gente, para darles una descarga eléctrica. ¡Tus pinturas les están diciendo a los espectadores que miren! ¡Mirad lo que está sucediendo en el mundo que nos rodea! Puedo imaginar la pintura con brazos y agarrando al espectador por el cuello y abofeteándolo.
Theodor Adorno bromeó una vez (¿o escribió?) que el arte es un crimen no cometido…
Seguimos escuchando que “las palabras son violencia”. Salman Rushdie, al escribir los versos satánicos, recibió una fatua sobre él y después de más de 30 años fue apuñalado. El arte provoca a la gente… Les hace hacer cosas divertidas, les convierte en animales.
Pero también en contraste con la violencia que el arte puede provocar, el arte también es curativo. Según Joseph Beuys, el arte puede transformar la sociedad y cambiar el mundo de un mundo enfermo a uno saludable.
Tal vez tengas razón cuando hablas de la necesidad de la violencia para evolucionar. Mira las guerras civiles que han transformado muchos países. Especialmente, los países de Europa occidental que han sufrido una violencia horrible contra su propia gente, pero luego es- tos países han evolucionado hasta convertirse en buenos ejemplos de “democracia liberal”, de derechos humanos y libertad.
En cierto modo es un proceso de limpieza. Pero yo no soy de los que abogan por la violencia real, y en mi opinión, tú tampoco (?)…
La violencia de la que hablas es la violencia ejercida sobre una pintura, el acto de pintar, la violencia metafórica. Cómo tus pinturas represen- tan las ansiedades y frustraciones del individuo. Yo creo que usas el arte para analizar las cosas… estás diciendo que la violencia siempre está presente, sobre todo en el arte, en pensar el arte, en querer meterles un dedo en el ojo y abofetear al espectador. Para mí esa es la función de tus pinturas.
YL:
Si, estoy de acuerdo, la pintura a lo largo de los escaparate de lo que estaba pasando en la sociedad y poco a poco se ha usado la pintura como herramienta de protesta. Una forma de despertar el mundo y la violencia se convertía de repente en belleza. Personalmente la pintura me permite escapar de una rutina y sobre todo me permite estar en paz conmigo mismo…va mas allá de un tema de mercado etc., es una cuestión personal y psicológica. La violencia luce en mis temáticas gracias a mi experiencia, que vivo al día. Cosas tan cercanas y que me parecen chocantes que pueden ocurrir en tu entorno familiar, con tus vecinos, y la saturación de la gente debido a la pandemia o al caso de que el poder adquisitivo está muy reducido y la gente se vuelve violenta. En Francia ocurrió algo parecido con los Gilets Jaunes, y unos años antes con las revueltas en las banlieues parisinas. La violencia social existe, pero es una consecuencia de la violencia política mal gestionada.
¡Muchas gracias, Manuel! ¡Fue un placer compartir estas ideas y pensamientos contigo! Espero que algún día podamos comenzar un proyecto juntos sobre lo que realmente sabemos hacer bien… ¡pintar!.