EL PESO DE LO INMATERIAL

Horacio Quiroz

En el territorio fracturado de la contemporaneidad, donde las fronteras entre lo orgánico y lo digital se desvanecen, entendemos por fin que la identidad no es herencia sino invención¹ , no destino sino devenir, un espacio de lucha y reinvención en donde toda transformación es un acto de resistencia y la hibridez constituye la forma más auténtica del ser contemporáneo.

Horacio Quiroz construye en «El peso de lo inmaterial» un mito para nuestro tiempo, un proyecto posthumanista donde lo espiritual, la inteligencia artificial, la pintura y el yo convergen en ese territorio liminal donde lo imposible adquiere forma tangible.

La exposición se sostiene sobre la paradoja de que lo invisible ejerce su fuerza sobre lo visible, transformando la ausencia en una presencia que reconfigura nuestra comprensión de la existencia. Tras las apariencias está lo trascendente², y es en esa zona donde el concepto de peso ontológico³ despliega toda su potencia: el ser adquiere densidad material precisamente a través de lo que permanece oculto.

Desde esa densidad invisible del ser, las obras toman forma como sujetos cyborg, configuraciones mestizas que comprenden la hibridación como esencia del sujeto contemporáneo. Sus criaturas no habitan el margen, se instalan en el centro de una nueva narrativa sobre lo que significa tener cuerpo, conciencia y deseo en el siglo XXI. Disuelven los límites entre la condición humana y la máquina, desplazándose en un escenario donde las taxonomías tradicionales se revelan insuficientes.

Pero estas formas no son sólo combinaciones estéticas o tecnológicas, reflejan un proceso de transformación interior, un gesto de apertura al vacío desde el cual algo nuevo puede nacer. Horacio Quiroz comprende que cada vez que un algoritmo genera una imagen, o una inteligencia artificial elabora un texto, se activa el eco psíquico de quien alguna vez imaginó ese camino. No hay obra sin presencia subjetiva, la creación se convierte en un acto casi ritual, canalizando los arquetipos que habitan el inconsciente colectivo de nuestro tiempo.

En El peso de lo inmaterial, los límites entre cuerpo, mente e identidad se disuelven. El artista posthumano crea cuerpos proteicos, fusionando carne con piedra, arcilla y metal líquido, desafiando dualidades binarias y fluyendo con una libertad intersexual de quien nunca pidió permiso para existir. La pintura se presenta como un espacio privilegiado donde lo invisible adquiere forma, donde lo intangible se encarna con densidad y gravedad. Esta fertilidad cósmica desafía toda forma de domesticación y marca el umbral de una individuación posthumana: un espacio donde arquetipos milenarios renacen en nuevas formas, la sombra digital, el ánima algorítmica, el sí mismo cyborg, y donde la psique se transforma en código, y el código se vuelve alma. Así, El peso de lo inmaterial revela que lo invisible es la auténtica sustancia del ser contemporáneo.

Victoria Rivers

Comisaria y escritora